sábado, 5 de febrero de 2011

ENCUENTRO con - ADRIANA ASTI - Stgo a Mil 2011


borrador publicación revista digital 4arts.it / versión español / Italia

Publicación 04 de febrero de 2011 /

Por Guillermo Jorge Alfonso.

Colaboración: Fabio Bozzato

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Una mujer está casi sepultada por una montaña de asfalto, una mezcla pegajosa y aglomerante que pareciera una ruta oscura destrozada sobre ella. Alguien que lucha con la imposibilidad de moverse entre una sustancia absorbente, con el frenesís de decir algo que sólo sea sincopado. “Asfalto” hace eco al Lago Asfaltites de un Mar Muerto, cause agónico en la cuenca del río Jordán que ironiza significando “el que baja”. Ella se hunde y parece que igualmente fuera impermeable a la indiferencia de su marido, y sacude repentinamente un revólver. Son los “Días Felices” de Samuel Beckett revisado por el genio visionario de Bob Wilson.

Adriana Asti emerge de la colina que le recuerda la ciencia ficción, nos dice: “El hecho de convertir la arena del texto original en asfalto, me recuerda al cine, a las escenas de un futuro irreal, fantasioso y de cierta erupción. No hay nada sentimental o romántico, ni de real allí. Es fruto de la inteligencia y del visionario de Wilson".

En la capital chilena la obra cerró, en el Teatro de Las Condes, la programación del Festival Santiago a Mil. Una puesta en escena sorprendente, donde los movimientos, gestos y expresiones parecen más importantes que el texto, pero realmente lo es toda esa fusión.
Asti nos secuestra de los subtítulos, nos aborda para que la sigamos. Porque como explicó el destacado director estadounidense: "El silencio es parte del diálogo y cuando lo escuchas, estás más consciente de los movimientos” la clave, que subrayó en su conferencia en el Centro Cultural Gabriela Mistral, se encuentra en la "gestación del tiempo y la luz" suceso amado por un director que es también arquitecto, escultor, artista visual y tiene una relación especial con la música, con connotadas colaboraciones con Tom Waits, David Byrne, Philip Glass, David Bowie.

Al final del espectáculo nos encontramos con Adriana Asti en su camarín, yo me siento como un escolar que apenas disimulo con una compostura de alumno en práctica, pero ella me habla como si nos conociéramos de siempre, como si esperáramos juntos la misma micro en algún paradero perdido. Setenta y siete años, en su presencia carga infinitas escenas de películas y de obras de teatro, dirigidas por grandes directores como Bernardo Bertolucci, Luchino Visconti, Luis Buñuel.

Transmitiendo una energía inagotable, ella nos cuenta anécdotas sobre su carrera y reflexiona sobre el mundo del teatro con una gran ironía y un velo de melancolía tras un maquillaje que parece como si continuara pulsando. Pero lo que en particular la deleita y enorgullece es su libro que describe como: "La cosa más bella que he hecho”.
“El Lector de los Destinos Cruzados” (Piemme Edition) es la historia de una siciliana trasplantada a París, donde se decide a romper su soledad para trabajar como lectora para una mujer ciega. "Fue el simple placer, me gusta la idea de ser entendida, ser leída y seguida por alguien con el cual voy compartiendo mis emociones."

Transito entre sus recuerdos. En 1973 Luchino Visconti pone en escena un texto de Harold Pinter “Hace Mucho Tiempo”. Adriana sonríe: “Luchino no tenía mucha confianza de los textos de Pinter. Él dijo: [Este texto es para la radio, no para el teatro]. Tenía una actitud tan aristocrática... Él me decía: [Voy a cambiar el texto. Y tú vas a tener que actuar desnuda]. Y de verdad actué desnuda” - se ríe - “Fue un gran escándalo. Un mes después llegó Pinter e hizo cerrar el teatro, nos denunció. Sin embargo, esa versión de Visconti era hermosa. Algún tiempo después, el mismo Pinter me dirigió en “Ceniza a Ceniza”. Desde entonces nos conectamos. Él conmigo fue muy amable, delicioso, y que inicialmente me sorprendió”.
Entre el paso de esas imágenes, ella nos reconfirma que “Actuar desnudo, es lo más bellísimo del mundo” se detiene sutil y continúa seducida: “porque nadie te escucha” – y agrega carcajeando - “Es cuando puedes decir lo que tú quieras".

Adriana Asti es un icono del cine italiano, no sólo su imagen se plasmó en muchísimas cintas, sino que también su voz cálida y profunda fue marcando el imaginario de Italia al trabajar como dobladora. Una práctica que siempre sorprende afuera del país, un fenómeno casi único en el mundo del cine. "Di voz a muchas actrices italianas porque en Italia hace cincuenta años para ser un actor tenías que ser muy hermoso, a los directores no les importaba que hablaras, allí estaban las “maggiorate” (un cuerpo voluptuoso, de tetas grandes) pero sin hablar, un poco hollywoodense. No contaba la palabra, contaba el aspecto”…
- Pero advierte mordaz: “Pero es bueno ser bello, que feo” – se detiene como si también con nosotros articulara otra imagen - “En cambio, en el cine francés siempre había actores horripilantes, pero que actuaban divinos”. - Y aunque trabajó bastante en el doblaje, concluye: “El doblaje es realmente horrible, es una cosa vergonzosa. Es simple flojera que la gente no lea. No es una tradición artística, es una tradición de lo cómodo. Hay que escuchar a los actores tal cual ellos son. Sí, hay dobladores con voces bellísimas, pero eso es otra cosa. Un actor no es sólo cara, es voz y hay que escucharla”.

La de Asti es una historia de vida entre directores de culto y actores de magia increíble, como el argentino Copi: “Era fantástico. Con él yo actué de “Eva Perón” y también en “Las Criadas” de Jean Genet, él hacía el personaje de Madam, era además un maravilloso actor. Estaba tan adentro al teatro que ni siquiera sabía dónde estaba el público” – desata su risa contagiosa nuevamente - “Era genial, todo un personaje. Tampoco le importaba si había público, era tan verdadero que eso no le interesaba, si había bien, si no, igual también. No actuaba sólo por el público, sino también para vivirlo él”.

Entonces, habla del teatro como un amor total: “Para un actor es casi imposible salir. Al igual que los marineros que quisieran bajar del barco, pero no lo hacen, no pueden salir del mar. El escenario es algo que atrapa” - mientras se expresa es como si sus palabras simultáneamente redibujaran la montaña sombría de la obra - “Después de muchos años, nos sentimos un poco como prisioneros”.

Le pregunto si realmente no hay un momento para que logre huir del teatro, y me responde tragicómica carcajeándose: “E quando? e quando? sí ya estoy adentro, no hay como salir” – ríe – “Parece ridículo, pero es verdad. No es sólo actuar, es todo el mundo que lo rodea, el escenario, técnicos, vestuarios, butacas vacías, el rito de llegar temprano, el telón que se abre, que se cierra, y que uno dice: ¡Basta! Todo gira y no se puede dejar”. - vuelve a detenerse y a sonreír con sus ojos vivaces – “Sé que suena un poco de película de terror, pero en realidad no se puede salir del teatro, todo te atrae. Les digo más: los actores mueren todos en escena. Algunos más, otros menos y algunos literalmente. El teatro es también un lugar de muerte".
Y continúa sigilosa: “El teatro te aísla del resto del mundo. Es valioso exhibirse, es un gran placer, pero cuesta mucho, no es tan simple, se paga un gran precio. Así que si algún joven desea comenzar esta profesión, si realmente lo quiere hacer, tiene que saber que tendrá una vida muy dura”.

Al final, yo como un niño la asalto proponiéndole un juego veloz. Le pido actuar de Copi firmándome el libro de él, que traje desde Argentina, y que antes que concluya regrese la actriz y también lo firme de sí misma. Ella comprende todo de inmediato, y entusiasta se apronta a explicarles a los traductores, que desconcertados intentan entender y explicarle algo que ella ya se aventura a realizar. Entonces, me lo firma Copi, me lo firma Asti, y quizás también aquella magia irrepetible que sólo produce el teatro.



* Agradecimientos: Claudia Lauria, Giovanni Drageotta, Instituto Italiano de Cultura de Santiago.

CLAUDIA BARATTINI - ENTREVISTA - Stgo a Mil 2011

borrador publicación revista digital 4arts.it / versión español / Italia 

Publicación 31 de enero de 2011

Por Guillermo Jorge Alfonso y Fabio Bozzato. 

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"Italia conoce bien a Chile, por su historia política y sus exiliados. En los cuatro años que trabajé en Roma, viajé por todo el país para presentar al Chile actual, sus jóvenes artistas, su nuevo escenario cultural. Ha sido un largo proceso para actualizar las informaciones del imaginario italiano, sobre el Chile de hoy". Claudia Barattini está vinculada a ambos países por sus raíces familiares y por el cargo de agregado cultural en la Embajada de Chile en Roma, bajo la presidencia de Bachelet. Un trabajo extraordinario, que trajo a caudal al Festival "Santiago a Mil" donde se ocupa de las relaciones internacionales. El Festival ha tenido siempre una relación muy estrecha con Italia. Invitado de Honor el 2008. Este año se representó con cuatro obras: "Buchettino" dirigido por Chiara Guidi de la Societas Raffaello Sanzio (co-producion Chile-Italia), "Días Felices" dirigida por Robert Wilson (Estados Unidos - Italia), "Diario físico de Viaje” (Italia-Chile) y "Solo Improvisation Goldberg" ambas de Virgilio Sieni. Barattini nos recibe en las oficinas de la Fundación, con su mirada gentil y curiosa: "Es el fruto de una intensa cooperación cultural. En 2008 fírmanos un acuerdo con el Ministerio Italiano de Cultura, lo que permitió el financiamiento de los viajes de compañías italianas, junto con la visita de una delegación destacada acompañando a la Vice-Ministro de Cultura. Desde ese episodio, los vínculos han crecido, nos hemos conocido y se han intercambiado experiencias, incrementándose las participaciones y diálogos que han estrechado nuestras relaciones". 

En los últimos días la Fundación Santiago a Mil y el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, firmaron un acuerdo para "internacionalizar" el Festival ¿Qué puede significar esto? 
El acuerdo trata de fomentar y desarrollar los vínculos internacionales para todo el teatro chileno, no sólo el festival. Entonces, apoyar la visibilidad de las compañías chilenas en el extranjero, y también consolidar el festival como plataforma internacional de teatro chileno y latinoamericano hacia el mundo. El acuerdo se celebró entre la recepción de cincuenta directores y programadores de festivales de Europa y América Latina. Ahora el acuerdo entre el Consejo de la Cultura y la Fundación, realza y refuerza estas relaciones y red. Fue una iniciativa de la Fundación para crear una alianza estable capaz de dar un nuevo aliento a las próximas ediciones del Festival. 

Latinoamérica está viviendo un boom. Europa, en cambio, está experimentando una grave crisis, no sólo económica y social, sino también de producción e inversión cultural.
Es difícil lo que apuntas… Creo que la profunda crisis de Europa es casi una “des-ubicación” de la tradición cultural europea, respecto a cómo se está moviendo el mundo contemporáneo en general, tanto cultural como económico. Creo que la crisis económica es también expresión de cierta perplejidad o de no-reubicación a los nuevos escenarios internacionales. Ante un mundo tan cambiante, yo tengo la percepción que Europa sigue muy encerrada en sí misma. Incluso es difícil para nosotros con nuestra tarea de internacionalizar nuestro sistema cultural, resulta una labor titánica allá, porque los circuitos italianos o europeos en general son difíciles de traspasar. Sin olvidar, algunas excepciones valiosas con gente dispuesta a experiencias más innovadoras y experimentales. Pero hay cierto proteccionismo, tentaciones de aislamiento y recelo a contaminarse con lo emergente fuera de su continente, es algo que continúa siendo fuerte. Hay una gran batalla para abrir estos circuitos, y es el desafío que todos enfrentamos. Creo que esto expresa también una crisis de visión, un bloqueo, una aprensión a la apertura, y no sé si de creatividad, eso no lo sé... Pero también creo que Europa es más que sus centros históricos. Ahora vimos producciones interesantes, todos los días estuvimos descubriendo a la nueva Europa del Este. En todo caso, sobre la grave crisis, tal vez Europa sólo pueda salir con una apertura a nuevos horizontes culturales. 

Santiago a Mil es el evento cultural más importante del país, quizás casi su metáfora. ¿Crees que podría transformarse en una oportunidad, no para reiterar su representación social, ni amenizar, sino quizás para denunciar, alterar? ¿Crees que está preparado para lograrlo? 
Es otra pregunta difícil – reímos – Santiago a Mil tiene una visión, pero es un festival de teatro y no puede resolver los problemas del país, tiene una capacidad innovadora y de alguna manera desestructurante de la forma tradicional cómo se organiza la sociedad chilena, lo que quiero decir, es que el festival desde sus orígenes ha tenido una preocupación por el acceso. Y llegar a una audiencia que no es público tradicional de espectáculos, ni que usualmente tenga acceso a estos cuando son de calidad, y que es lo que se propone. Esto se refleja en una cartelera enorme y gratuita para ellos. Por otra parte, la política de acceso ha significado, involucrar, incluir al público de teatro de enero, de un modo muy transversal. Y eso sucede desde Las Condes hasta la población la Victoria, y consolidándose allí. Si tú vas a la población la Victoria, tienen una programación especial y permanente. El festival desde sus inicios ha tenido una vocación integradora. Por otra parte, desde la perspectiva de la ciudad, creo que también integra, dentro de lo tremendamente segmentada que esta es socialmente. Es un evento que tiene un efecto mediático que está presente en toda la ciudad, independiente de las divisiones económicas y sociales, es una señal muy interesante de integración la que el festival da. Y creo que es algo consciente, buscado y adquirido con el tiempo. El acceso, es indiscutible. Y es un fenómeno que reúne a compañías nacionales e internacionales, emergentes y destacadas, junto con un programa de gran calidad. Desde hace tres años tratamos de llegar a las ciudades más distantes del país, porque la centralización es otro gran impedimento... Quién sabe, algún día podremos pensar realmente en un Festival de “Chile a Mil”.