jueves, 18 de junio de 2009

Cada vez

















Sé que la vida también le copia al teatro.
A veces, por esa misma pasión nos distanciamos, nos desaparecemos o reencontramos.
Pero seguimos todos en el mismo lugar, recorriendo el mismo espacio.

Pero nuestros trazos quedan irrepetibles, lo que quizás los vuelva infinitos.
Almas que chocan, se rozan, se abordan, se siguen, o sólo acercan.
Almas con cuerpo de ecuaciones, con ojos descifrables de x, que ansían desarrollarse para alcanzar su resultado real, aquel momento que desvanece la necesidad de contarse sus historias, porque se leen en sus presencias, gestos, palabras, manos, tonos, miradas: todo aquel presagio y borrones que entreven.
Almas que van despertándose entre ellas, que se encuentran con otras, que vienen de otros encuentros, que se descubren, dialogan, esconden, desencuentran, empujan; y que a veces, arrancan.
Almas que a veces, se recuerdan, se evocan o se desdibujan.
Almas que ciertas veces se reencuentran en distintas coordenadas, o casi, en el mismo lugar en el que se dejaron.
Almas que nunca más volverán a verse.
Almas que entran y salen de escena: algo dejan en el escenario, algo nuestro se llevan (aunque sea por un tránsito fugaz). 
Almas feroces que le quitan foco a otras hasta difuminarlas en la oscuridad. 
Almas nobles que se retiran antes, por resignarse a sus rumbos, por preservar su dignidad, o callar. 
Almas veloces que se desplazan sin jamás ser alcanzadas por la nuestra.
Almas que reaparecen reencarnadas en sí mismas, porque otra las transfiguró.
Almas que se instalan para siempre y reconocen cómo, cuando y por dónde, deben volver a entrar y salir de escena.
Almas que invocan a almas ausentes, y que persistentes, procurarán no dejar espacios vacíos (o sólo los ineludibles).

Cuando nuestro escenario queda despojado, vacío, sin ya nada y nadie, recorremos todo lo que allí pasó.
Lentamente, retornamos al umbral de aquello impredecible que viene por nacer.
Y así, es cuando todo vuelve a comenzar desde nuestra propia alma.

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(Mayo 2008. Toi toi para equipo MUJER INSTALADA, de Sergio Valenzuela.
Centro Cultural Palacio La Moneda - Teatro Universidad Mayor - Biblioteca Nacional - Museo Nacional Vicuña Mackenna. Ph: Guille Vargas Pohl)

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